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El Vídeo de la Vergüenza

Dos de los niños retenidos tenían trece años, y el echo de haber robado un bolso, constituía en algunos miembros de la policía Eslovaca, razón suficiente para despojarles de su temprana humanidad y convertirlos en “gallos de pelea”, o sumirlos en diversos tipos de vejaciones que prefiero no recordar.

El vídeo nos muestra con meridiana claridad, cómo estos niños fueron obligados a agredirse unos a otros para propia diversión de los policías, pudiéndose apreciar que si éstos no quedaban satisfechos por falta de contundencia en los golpes de alguno de los pequeños, que no deseaba hacer daño a su compañero (o hermano quizás), entonces le obligaban a repetirlo hasta lograr la suficiente contundencia, reflejada en las expresiones de dolor y en los gestos, a veces tambaleantes, de alguno de estos niños tras haber recibido tales golpes.

¿De qué han servido los continuos llamamientos de la Unión Europea contra tantos atropellos hacia nuestro pueblo en los últimos tiempos?

No puedo expresar la indignación y el profundo dolor que me ha causado la contemplación de esas imágenes, ver a unos niños convertidos en animales y tratados como tales. Aunque lo más terrible de todo, es precisamente el fondo que subyace en esas actuaciones, pues desgraciadamente sabemos bien que no es casualidad el que se trate de gitanos, igual da que sean niños o adultos, son gitanos, y como a tales, según el propio entendimiento de estas ¿personas?, así actúan y así son tratados, ¡quién sabe desde cuando!.

Pero hay algo que también trasluce de esas mismas imágenes, y es la aceptación por parte de los propios niños de cualquier vejación, con una actitud propia de quien tiene asumido esos comportamientos hacia su persona. Han asimilado que sus vidas son de “un rango inferior” que nos les da derecho ni tan siquiera a la queja, y menos aún a la réplica.

Son niños que crecerán, si es que les dejan hacerlo, no solo con la herida profunda de una discriminación a la que ya han sido acostumbrados, sino además, con el doloroso peso de una falta de autoestima difícilmente superable.

Sin duda la infancia no es igual para todos, pero aún menos si se trata de la de un niño gitano.(Ver Vídeo)

  José Alfredo Maya Maya